domingo, 28 de junio de 2009

Terminator Salvation




Hay una vertiente en la nueva cinefilia –dícese de aquellos llamados cinéfilos que únicamente pueblan las salas a cada estreno masivo y que salen dispuestos a verter sus opiniones canónicas en blogs, foros o twitters de turno- a radicalizar cada vez más las opiniones. El gris muere a favor del blanco y del negro. Los grados de aceptación de una película no pueden ser de más o menos, sólo es posible la cohabitación entre el máximo o el mínimo, o la película es una mierda que merece ser vilipendiada y recordada durante meses o es una obra maestra que se encumbrará a los altares día tras día, hasta que se encuentre otro blockbuster a santificar. Ante esta tesitura es muy difícil saber cual es la valoración temporal de una película como Terminator Salvation, nueva adaptación cinematográfica del universo creado por James Cameron que siguiendo los patrones marcados por la reimaginación de la saga Batman de Christopher Nolan – no por casualidad, McG, director de la cinta siempre alude a que uno de los guionistas no acreditados de la película es Jonathan Nolan, hermano y guionista de El Caballero Oscuro- intenta dar una patina más adulta y transformar lo que antaño era una serie B de terror Sci fi, en una apocalíptica serie A de grandes dimensiones.

El principal problema que se están encontrando varias de estas nuevas reinvenciones o reboots, de universos ajenos es enfrentarse a la comunidad seguidoras de estas franquicias. Hoy más que nunca, cine y fandom forman una extraña comunión que nace de un supuesto interés mutuo por respetar un legado y que choca de lleno con las intenciones del director de emprender nuevas visiones de un punto de partida. Algo demostrado con creces en la película de McG, donde no sólo se puebla la película con las frases más memorables de la saga, sino que se rescata a un Arnold Schwarzennager infográfico con tal de mantener a los fans contento. Por eso quizás uno de los puntos más interesantes, conceptualmente hablando, sea ver a John Connor luchando contra los recuerdos que suponen esa pila de cintas dejadas por su madre Sarah Connor, de la misma manera que la película tiene su particular lucha interior por escribir su propia visión mientras de reojo echa la vista atrás a las anteriores partes de la trilogía. El problema es que pese a que las intenciones son nobles, Terminator Salvation ,en vez de construir un nuevo universo sólido basado en nuevas premisas, que es a fin de cuentas lo que se promete en este reboot, se dedica únicamente a explotar algunas de las bazas creadas por James Cameron, una decisión muy cobarde si tenemos en cuenta que tanto Jonathan Mostow como Ferris y Brancato, responsables de los dos últimos guionistas de la saga, lograron crear un universo con posibilidades nuevas basándose en un par de premisas básicas de la saga. Por eso, por compartir entre otras cosas guionistas y por el respeto hacia la franquicia, no se entiende que el mensaje final de la saga sea tan inmovilista y contradiga con el de la película de Mostow. ¿El destino está escrito y es impermutable o bien cada hombre puede reescribirlo? El propio McG no lo tienen muy claro y va dando bandazos de una opción a otra. Mientras que el climax final apunta a la segunda opción, la obsesión de Connor por el pasado y por encontrar a Kyle Reese, su futuro progenitor, apunta más bien a lo primero. Y es que en definitiva puede que Terminator Salvation sea eso, un monstruo bicéfalo entre buenas ideas y reciclaje de lo que ya hicieron antes. En todo caso, Cameron o Mostow lo tuvieron mucho más claro, o se apuesta por la renovación o por la continuidad, pero permanecer en la intersección de dos caminos nunca es la respuesta para solucionar los conflictos artísticos.

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